viernes, 9 de octubre de 2009

MUNDO CAMBIANTE...

El trasegar de la vida nos ha enseñado que los seres humanos y todo lo que está a su alrededor se encuentra en una dinámica constante. Definitivamente nada se queda en el lugar original. Todo es un devenir y como decía Heráclito, “Nadie se baña dos veces en el mismo río”. De la misma manera, ocurre con el derecho. Este, en razón a las necesidades de los hombres y de los pueblos, tiene el deber-responsabilidad de adaptarse a los cambios, siempre con el propósito de servir de alternativa en la solución de las controversias que surgen de las relaciones entre las comunidades.
Lo anterior, podemos constatarlo desde épocas remotas, cuando las grandes civilizaciones, en medio de la consecución de su desarrollo, se vieron obligadas a regular las relaciones con otros entes externos (grupos humanos vecinos o no vecinos, pero ajenos a su conglomerado). Este es el caso de la antigua Mesopotamia y de Grecia que se dedicaron al comercio como la principal actividad económica de sus Estados; o China y Roma que poco a poco fueron entendiendo que encerrados en su cascarón les era imposible surgir e igualarse a aquellos que ya habían empezado a ganar ventajas económicas.
Ahora bien, en épocas mas recientes, y específicamente durante el tiempo de las dos grandes hecatombes, e incluso años anteriores, el manejo de las relaciones internacionales pasaron todavía a un plano mucho mas relevante: era de suma urgencia comenzar a pactar, realizar tratados que conllevaran a la consecución de la paz de tal manera que las naciones vivieran en suma tranquilidad tanto para el manejo de sus relaciones personales como para lo concerniente al tratamiento de las relaciones comerciales, políticas y demás.
Aunado a lo anterior, y para continuar reafirmando la idea de la dialéctica del derecho, lo concretamos en lo que se ha llamado proceso de globalización, entendiendo ésta como un concepto que intenta definir la realidad de nuestro planeta como un todo conectado, en donde exista, algo así, como una sola sociedad integrada por conglomerados identificados por la extensión de sus culturas, de sus relaciones comerciales y para el caso que nos llama en este discurrir, lo concerniente a las normas y el derecho en general.
De lo anterior, surge la importancia de que se tengan que establecer reglas claras en torno a la dinámica del derecho, tanto internacional público como internacional privado y de esta manera forjar un equilibrio en razón a las profundas desigualdades que existen a la hora del desarrollo.

LYNA PATRICIA CANO CALDERON

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