lunes, 2 de noviembre de 2009

LA CORTE PENAL INTERNACIONAL EN COLOMBIA


Después de una prórroga que confirió aparentemente a Colombia, siete años más de impunidad para los crímenes de lesa humanidad cometidos en el país por grupos insurgentes como las guerrillas de las Farc, el E.L.N o el E.P.L, por grupos contra-insurgentes como las AUC o los grupos emergentes de autodefensas y paramilitares o por las mismas facciones de ultraderecha muchas veces infiltradas en el mismo Estado, por fin a partir de hoy primero de noviembre les podremos decir a la cara que se las tendrán que ver con un organismo más fuerte, más responsable y mucho más legitimado en el concierto internacional que el impotente gobierno y Justicias colombianas como lo es la CORTE PENAL INTERNACIONAL. Ya se escucharan voces disonantes que denunciaran el globalismo jurídico o que en nombre de la refundación de la Patria al estilo ralito dirán que será una injerencia indebida o que le falta autoridad moral a los jueces del estatuto de Roma o a los jueces Alemanes para hablar de respeto a los derechos humanos o la defensa y la preservación del Derecho Internacional Humanitario. Ya se escuchará la voz de extraditables seudo – arrepentidos para cuestionar a los gringos que hacen salvedades que en sí mismas violan cualquier posibilidad de la aplicación pacífica de los tratados, al negarse a permitir que su personal en misiones por todo el mundo, sean destinatarios de la misma justicia de la Corte Penal internacional, ello por considerar que están llevando a cabo “misiones humanitarias”, y que en un momento dado, por excesos de las tropas, puedan caer en las garras del tribunal y sean juzgados por sus actuaciones. En todo caso se abre una puerta a la esperanza, a la ilusión de salir del círculo vicioso de la violencia en este callejón con salida pero sin compromisos. Una luz al final del túnel que sin embargo se vuelve intermitente y titila con levísimo reflejo cuando especialmente no atemoriza a nadie, ni se toman correctivos reales ante un organismo que aunque más débil, debió tomarse en serio hace muchos años: se trata de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Todavía en Colombia la impunidad es el plato fuerte de todos los días y la justicia sigue cojeando, aun el estado no realiza ninguna acción para la irrepetibilidad de acciones macabras en las que participó el mismo Estado o en los que fue cómplice por acciones o omisiones, en las masacres y violaciones de derechos humanos por parte de grupos al margen de la ley. Masacres como el Aro, las de Trujillo, o Santo Domingo Claman al Cielo, porque se quedaron en pingues indemnizaciones pero sin encontrar, juzgar y condenar a sus autores y de esta manera asumir el verdadero respeto a la dignidad inherente al hombre, el factor que crea y que hace vigente la Corte Penal Internacional en Colombia.

Edna Johana cruz Bonilla

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